Eres la Princesa de Dios 

Publicado el 24 de noviembre de 2024, 20:10

Por: Liz Damaris Vicente Berríos

Eres la princesa de Dios 


"Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado."
(Jeremías 1:5)


Desde antes de tu nacimiento, Dios te eligió como Su hija amada. Él te creó con un propósito único y especial.

Dios te diseñó para ser amada de una manera que refleje Su carácter: con ternura, respeto y cuidado.

No estás destinada al maltrato ni al desamor.

Su plan para ti es una vida plena, llena de dignidad y paz.

Eres Su hija, Su obra maestra, y mereces un amor que venga de Su corazón

 

Date tu valor, jamás aceptes menos de lo que mereces. Eres una mujer fuerte, valiosa y digna de amor verdadero, ese amor que respeta, edifica y te da libertad para ser tú misma.

No permitas que nadie tenga el control sobre tu estado de ánimo, tus sueños o tus decisiones.

 

No le des el poder a ningún hombre para someterte a ti o a tus hijos a su abuso.

El amor no es control, no es manipulación ni dolor.

Si alguien intenta apagar tu luz o romper tu espíritu, no es amor; es abuso. Y tú no naciste para vivir bajo esas cadenas.

Dios te creó con un propósito, y parte de ese propósito es vivir una vida plena, llena de paz y dignidad. Como dice en Su Palabra:
"El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso, no es orgulloso ni ofensivo" (1 Corintios 13:4-5).

Si lo que estás viviendo no refleja esto, entonces no es amor, y no estás obligada a quedarte.

 

Toma las riendas de tu vida. Levanta la cabeza, mira hacia adelante y recuerda quién eres: una hija de Dios, una mujer con sueños y derechos, y una madre que merece lo mejor, al igual que sus hijos. Ellos aprenderán de ti, no solo con tus palabras, sino con tus acciones. Enséñales que el amor empieza por valorarnos a nosotros mismos y por no permitir que nadie nos haga menos.

 

No estás sola. Dios está contigo en cada paso que das, y hay personas que pueden ayudarte a salir de cualquier situación que te esté destruyendo. Atrévete a decir basta y a buscar la vida que mereces. Porque cuando decides darte tu lugar y confiar en Dios, todo cambia: tu fuerza crece, tu paz regresa, y tus sueños vuelven a ser tuyos.

Eres más fuerte de lo que crees, y mereces mucho más de lo que has tolerado.

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Comentarios

Deisy acosta
hace 5 días

Muy bonita reflexión la leí en el momento perfecto gracias bendiciones