La tormenta pasará, pero nuestra comunidad permanecerá firme, con fe, amor y resiliencia.

Publicado el 3 de febrero de 2025, 5:44

Autora anónima

En tiempos de incertidumbre, cuando las noticias hablan de deportaciones masivas y el miedo se instala en los corazones de nuestra comunidad, es fácil sentirnos vulnerables.

Muchos se preguntan: ¿Qué pasará con mi familia? ¿Cómo protegeré a mis hijos? ¿Hacia dónde voy a correr si me toca a mí?

Pero en medio de esta tormenta, hay algo que nadie nos puede quitar: nuestra fe, nuestra fortaleza y nuestra resiliencia.

La fe nos sostiene.

En la Biblia, Dios nos recuerda una y otra vez: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia" (Isaías 41:10).

Estas palabras no son solo un consuelo, son una promesa. Aunque el mundo parezca incierto, Dios sigue siendo nuestro refugio. Él camina con nosotros en cada paso, incluso en los momentos más oscuros.

La fortaleza nos levanta.
Nuestra comunidad ha demostrado una fuerza inquebrantable a lo largo de los años. Hemos cruzado fronteras, enfrentado obstáculos, trabajado con esfuerzo y construido vidas llenas de amor y esperanza. No somos débiles, somos luchadores. Nuestra historia está marcada por la valentía de quienes vinieron antes que nosotros, y hoy seguimos adelante con la misma determinación.

La resiliencia nos guía.
Resiliencia significa seguir de pie, aun cuando la vida intenta derribarnos. Significa encontrar apoyo en nuestra comunidad, en nuestras familias y en nuestra fe. Significa informarnos, conocer nuestros derechos y no dejarnos vencer por el miedo. Porque aunque haya desafíos, también hay soluciones. Existen organizaciones, abogados, líderes comunitarios y personas dispuestas a ayudarnos.

Hoy, más que nunca, necesitamos unirnos. El miedo no puede paralizarnos; al contrario, debe impulsarnos a buscar soluciones y fortalecer nuestros lazos. Apoyémonos unos a otros. Escuchemos nuestras historias, compartamos nuestros recursos y recordemos que no estamos solos.

Y sobre todo, sigamos creyendo. La fe nos recuerda que la última palabra no la tienen los gobiernos ni las políticas, sino Dios. Él es quien abre caminos donde no los hay, quien nos da paz en medio de la tormenta y quien sostiene nuestra esperanza cuando todo parece incierto.

Así que hoy, respira profundo, levanta la cabeza y sigue adelante.

Eres fuerte, eres valioso y no estás solo.

La tormenta pasará, pero nuestra comunidad permanecerá firme, con fe, amor y resiliencia.

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Comentarios

Gloria Vega
hace un mes

Hay que tener fe en Dios todo lo que pase sera su voluntad y El sabe lo que es mejor para nosotros. Encomendemosnos a El al levantarnos y antes de salir de nuestras casas y tomemos medidas en caso q ocurra lo que no queremos. Es dificil aceptar su voluntad pero El no nos va a poner pruebas con las que no podamos.